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15 de setembro de 2014

Para difundir: En Brasil, la ola de homofobia crece entre la población mientras los/as candidatos/as a presidente no llevan en cuenta la gravedad e importancia del tema en sus programas de gobierno

Según informe del Grupo Gay de Bahía, 40% de los crímenes homofóbicos reportados en el mundo ocurren en Brasil.
           
A las vísperas de la elección a presidente, la población LGTB brasileña sufre con una ola de sucesos homofóbicos en diversos estados del país. En Goiás, un joven gay de 18 años de edad, murió estrangulado, con las piernas y brazos rotos, y con una nota en la boca que decía “¡Vamos a acabar con esta plaga!” En Rio Grande do Sul, un centro cultural donde estaba prevista la celebración de una boda colectiva igualitaria fue incendiado y testigos afirman que vieron a algunos hombres causando el incendio. En Rio de Janeiro, un pastor evangelista fundamentalista clasifica la homosexualidad como opción y defiende que 50% de los homosexuales sufrieron abusos sexuales en la infancia.


El Grupo Gay de Bahía (GGB) calculó que, durante el año de 2013, se cometieron 312 asesinatos de gays, travestis y lesbianas en Brasil, lo que da una media de una muerte a cada 28 horas. En el mes de enero de 2014, ocurrieron 42 homicidios a esta población. De acuerdo con el GGB, Brasil continua encabezando el ranking de crímenes cometidos contra LGTB: con 40% de los delitos de este tipo que se cometen en el mundo ocurren en Brasil.

En la dirección contraria a estos serios datos, el Proyecto de Ley 122/2006 que estaba siendo tramitado en la Cámara de los Diputados, y que establece la criminalización de la homofobia, equiparándola al racismo (considerado crimen desde 1989), fue archivado debido a la presión del grupo fundamentalista en la Cámara, que justificó su pedido con el argumento de que ese tema debería ser debatido dentro de la reforma del Código Penal – que todavía no se ha iniciado. En todo el país, los movimientos sociales llevan a cabo frecuentes protestas que este tema se debata y la homofobia pueda ser considera crimen por ley.

Cuando se les pregunta sobre la situación de la población LGTB y sobre los altos índices de homofobia en el país, los tres principales candidatos a la presidencia que se enfrentarán en las elecciones del día 5 de octubre, Dilma Rousself, Marina Silva y Aécio Neves, se esquivan de cualquier responsabilidad sobre ese tema, que no aparece en ninguno de los tres programas de gobierno. Sólo la candidata del Partido Socialismo y Libertad, Luciana Genro, en cuarto lugar en los estudios de intención de voto, empatada con un pastor evangelista, con escasas posibilidades de victoria, defiende abiertamente la criminalización de la homofobia.

Aunque el matrimonio igualitario esté garantizado por el Supremo Tribunal Federal, aunque las decisiones judiciales sean favorables a que las personas trans cambien su nombre social y aunque el proceso transexualizador sea realizado por el servicio público de salud, la población LGBT brasileña está totalmente desprotegida por los poderes legislativo y ejecutivo, lo que no tiende a cambiar durante los próximos cuatro años.

Brasil, que cuenta en su historia con la infeliz marca de haber sido el último país en el mundo que libertó a los negros de la esclavitud, tiende a repetir su error, negando esta vez la ciudadanía completa a su población de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y travestis.


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